Algo más que traducir
Blog sobre traducción profesional, localización de videojuegos, software, aplicaciones móviles, sitios web y tecnologías de la traducción por Pablo MuñozTraductor inglés-español especializado en localización

Pensar es gratis, pero a veces cuesta

Una célebre coletilla es decir “es de sentido común”; por desgracia, creo que he oído más veces lo de “el sentido común es el menos común de los sentidos”.

Durante el último año he tenido la suerte de estar al otro lado de las pruebas de traducción, y casi podría decir que he corregido más pruebas de las que yo mismo he hecho. Por un lado es gratificante saber que alguien te considera lo suficiente capaz para decidir si un persona merece una oportunidad, aunque por otro la verdad es que muchas veces no es nada agradable saber que al otro lado habrá una persona que no se pondrá muy contenta al enterarse de que alguien no le ha dado el visto bueno.

Ni mucho menos estoy en posición de tener la verdad sobre las pruebas de traducción: de hecho, si buscas en Google “pruebas de traducción”, hay todo tipo de información al respecto:

El problema de no pensar

Hay mil razones para no pasar una prueba por muy bien que la hagamos (yo mismo la he cagado varias veces, y en cualquier caso no se puede caer bien a todo el mundo), pero la que más me fastidia es la de no pensar:

  • Al corregir, puedes decir “ay, que no sabía que esto es un término de marketing que en realidad se deja en inglés” y sentir algo de pena porque sabes que el candidato en el fondo lo habría averiguado documentándose bien. Pero, por desgracia, también puedes encontrarte con “mercadotecnia” en vez de “marketing”: arguméntame lo que quieras, pero si vas a trabajar para un departamento de marketing (y el candidato lo sabe), NO es una opción válida (por lo menos en español de España). No recuerdo ahora quién lo dijo en Twitter el otro día, pero la excusa de “viene en el diccionario” hoy en día es eso, una excusa.
  • Por supuesto que hay aplicaciones para móviles en las que se debe tratar de usted al usuario, pero creo que la gran mayoría de aplicaciones usan el tú hoy en día porque un chaval de 16 años puede usarla perfectamente. Además, aunque el usuario tenga 40, así hay más cercanía. Algunos dirán que “eso lo decide el cliente”, pero después de haber traducido bastantes aplicaciones hasta la fecha, no puedes confiarle todas las decisiones al cliente. ¿De verdad usarías el usted para Facebook o se lo consultarías al cliente? A mí no me parecen opciones válidas si precisamente estoy buscando que sepas pensar.
  • Si se hace referencia a algún tipo de opción del sistema operativo y me la ponen mal, el candidato no merece mi respeto. Yo nunca he tenido un iPhone y sin embargo he traducido muchas aplicaciones de iPhone: ¿qué hacía al principio cuando no sabía cómo se había traducido, por ejemplo, Location Services (que, por cierto, la traducción al español ha cambiado no hace mucho)? Pues me empapaba del manual oficial en español, miraba documentación por todos lados y le preguntaba a un amigo que sí tenía el iPhone. Si en una prueba no me demuestras que tienes recursos, mal.
  • Esta sí que es buena: tienes un bonito apartado para poner referencias consultadas y, en vez de lucirte y poner que has mirado la página web del cliente o un glosario especializado sobre termodinámica que viene al caso, vas y pones que has mirado en Google y WordReference. Esto no es un trabajo de clase de primero de carrera.

Probablemente muchos lectores se echen las manos a la cabeza leyendo estas cosas, pero creedme que pasa más a menudo de lo que uno cree. A veces, el traductor ideal no es necesariamente el que mejor traduce, sino el que mejor piensa (o simplemente piensa).

Pensar es gratis, pero a veces cuesta.

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Pablo Muñoz Sánchez

Pablo Muñoz Sánchez

English > Spanish Game Translator
Soy traductor inglés > español con más de 15 años de experiencia especializado en localización de videojuegos y software. He traducido juegos como Metroid y Fire Emblem y ahora trabajo, entre otras cosas, como especialista en control de calidad para Google a través de Vistatec. También soy cofundador de Traduversia, una plataforma de cursos online para traductores. Más sobre mí | Mi libro de localización | Mi Instagram

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Localización y traducción audiovisual: primeros pasos y trucos ninja

23 comentarios

  1. A mí ese tipo de cosas, especialmente las de las referencias que ponen algunas personas, nunca dejarán de sorprenderme —o mejor dicho, no me sorprenden en absoluto, desgraciadamente porque las veo a menudo—. Hay gente que se queda más ancha que Castilla y peca de pereza (1), prepotencia (2, «yo lo sé todo») o peor y muy contrariamente: de ignorancia pura y dura… hablando de nuestra profesión y de creer que son traductores y que con buscar lo que está admitido en un diccionario y lo que se «dice o ve» por Google, es suficiente.

    En definitiva, se sigue menospreciando la profesión y, a veces, parece que es incluso desde dentro, que viene de personas que teóricamente se van a dedicar a ella o que tienen cierta formación o estudios (en universidad o cursos) relacionados con la misma.

    En fin, de estos temas se habla y se hablará eternamente, siempre nos vamos a encontrar con estas cosas y otras peores.

    Un abrazo, Pablo,una gran entrada.

    Patricia

    • Has dado en el clavo, Patricia: el problema es cuando este tipo de cosas vienen desde dentro de la profesión. Si fueran casos aislados, pues vale, tiene que haber de todo en este mundo; pero cuando ves más casos de los que uno podría esperar, es cuando la cosa empieza a ser preocupante…

      ¡Gracias por comentar!

      Pablo

      • Efectivamente, lo veo mucho «desde dentro». He corregido textos de personas —en este caso no quiero que nadie de las redes se dé por aludido porque no hablo de ellos, sino de colegas o compañeros de hace años— que en teoría traducen, en teoría se formaron como yo, y les he puesto más rojo que blanco en sus textos, no te digo más. Y con esto no me las doy de nada porque eran correcciones esenciales: era la ausencia o exceso de tildes, estructuras incomprensibles, «palabros» y calcos (o, directamente, extranjerismos insertados a lo bestia), traducciones totalmente literales o, de repente, con una terminología completamente en desuso…

        También he visto esto en dueños o personas con cierto cargo destacado en agencias de traducción. Personas que, en realidad, montaron el negocio pero que de la profesión saben bien poco (y de idiomas, bueno, ahí ya mejor ni entro) y pretenden enmendarte la plana a ti, tú, el traductor de verdad, el que realiza el trabajo hilando todo el texto. O personas en las que prima el negocio —de esto hemos hablado mucho todos, ya lo sabéis— antes que la calidad en sí misma.

        Me parece increíble que la gente no investigue, que no se documente… ¿No se han enterado aún que ser traductor implica un algo porcentaje de investigación, de ocupar el papel o rol del autor/científico/técnico/abogado/narrador al que traduces e interpretas y, como tal, debes indagar y dar con lo que es más natural para un posible lector?

        No, se ve que eso solamente lo sabemos quienes tenemos un poco más de interés en la Traducción como tal, no como negocio, y rascamos un poquito más allá de lo justo.

        Seguimos luchando la ardua batalla de que traducir no es hablar un idioma extranjero (el idioma de origen) al dedillo, puesto que en el pastel de la traducción entran muchos otros factores, muy importantes.

        Abrazos, ya no doy más la lata por aquí. 😉

        • Claro que no das la lata, todo comentario es bienvenido. 😀

          Con esto no estoy diciendo que todos tengamos que ser la leche y demás. Está claro que a mí me corrigen y me seguirán corrigiendo por los siglos de los siglos, pero quería incidir en cosas básicas que se presuponen pero que siguen pasando igualmente.

          Si algún futuro candidato se queda concienciado después de leer la entrada y los comentarios, habrá servido de algo nuestro esfuerzo. 🙂

          Un saludo,

          Pablo

  2. Hola mozo:

    Quitando errores gordos (del tipo ortografía, “me lo invento”, dobles espacios, no respetar formato y similares), yo no creo que haya pruebas de traducción mal hechas, sino mal argumentadas. Como corrector de una prueba, tú puedes estar más o menos de acuerdo con la decisión de un traductor. Sin embargo, si te argumenta “pues mira, he hecho esto porque tal, tal y tal”, creo que es un elemento más valioso que haber puesto el término correcto por puritica suerte. Al traductor con criterio siempre lo puedes formar sobre tus criterios en materia de preferenciales (sobre todo, porque si te aporta criterios, va a ser un profesional flexible). Al que no lo tiene, te puede bordar la prueba y luego demostrarse que es un pelín inútil durante traducciones posteriores.

    • Me ha encantado lo de “me lo invento”. xD

      Totalmente de acuerdo también contigo, Olli: mucha gente cree el apartado de comentarios es innecesario, como si estuviera para “tontos”, cuando es precisamente de lo que más valoro en una prueba (lo cual, a su vez, no quiere decir espero ver una prueba llena de comentarios). Opciones de traducción hay muchas, está claro, pero lo importante es saber justificarlas y que esta justificación sea razonable. Digamos que la prueba tiene que tener unos mínimos que pueden ser potenciados con las justificaciones. No se trata solo de saber cómo responde el candidato a la prueba (al fin y al cabo, es jugárselo todo a una carta), sino cómo responderá a futuros encargos.

      Un saludo,

      Pablo

  3. ¡Me encantó! Mil gracias, Pablo. Ahora que estoy dando una clase de traducción (en línea) de la University of California, San Diego, estoy precisamente tratando de inculcarle esto a los estudiantes: que se pongan a pensar y que lean todo otra vez para ver si tiene sentido lo que han traducido. Y que usen los recursos que tienen disponibles. Total, en el siglo 20 era complicadísimo encontrar las respuestas a ciertas preguntas (había que ponerse las botas y lanzarse a la biblioteca, o peor llamar por teléfono a alguna colega), pero en el siglo 21 no hay pretexto.

    Claro que calificar traducciones en sí es una labor complicada y algo peligrosa, y hay muchos libros sobre el tema. Creo que mucha gente comente el error de corregir dizque errores que en realidad no son porque al corrector/a no le gusta el término que usó el/la traductor/a. Trato de no hacer eso cuando me toca corregir (e invariablemente alguien se trauma por mis comentarios, los cuales tienen la intención de ayudar a la persona en cuestión, o sea, crítica constructiva), pero ya me fui por otra tangente.

    Un gran saludo desde Gringolandia. 🙂

    Ah, me pareció muy interesante lo de –> mercadotecnia y que no se usa en España. En el México de mi infancia y adolescencia sí se usaba, pero ahora se usa mucho más marketing.

    • ¡Hola, Judy!

      Vaya, es un honor que comentes en mi blog. 😀 ¡Muchas gracias por tu comentario!

      Sí, te entiendo perfectamente. Yo también imparto clases en algunos másteres y cursos y cuesta saber corregir “bien” a los alumnos sin centrarse en errores preferenciales como los que me comentas. En general, me centro sobre todo en la impresión global de una traducción, es decir, si la pagaría con gusto o bien me sentiría estafado. Sin adentrarse demasiado en los detalles, uno sabe cuando un texto es de calidad o bien es un poco pobre: si nos causa buena impresión, probablemente será porque el traductor ha pensado lo necesario para que no se note que se trata de una traducción. 🙂

  4. Lo malo es que no siempre te dan las correcciones del revisor para poder aprender, aunque dependiendo de la prueba, hay razones para ello. Por ejemplo, yo la verdad es que me extraña que a estas alturas la prueba de Nintendo no esté por ahí… 😛

    De todos modos, tampoco se tiene que entender lo de poner comentarios como justificar todas nuestras decisiones, pues precisamente esto no es un trabajo de clase, pero vamos, con mesura todo siempre es bueno. 🙂

    Un saludo,

    Pablo

  5. Muy interesante ver estas cosas desde el otro lado. Es cierto que las pruebas de traducción a veces nos someten a una gran presión y metemos la pata, pero hay que intentar echar mano de todos los recursos que podamos para hacerlo lo mejor posible. Sobre todo, estoy muy de acuerdo con la última frase. Es importante que, una vez terminada la traducción, sobre todo si es una prueba, se revise y analice con calma para comprobar que todo tiene sentido. A veces es tan simple como eso. A traducir se aprende traduciendo. Y sí, de los errores también se aprende, pero también hay que aprender a reconocerlos y no cometerlos sistemáticamente una y otra vez. Lo que pasa es que o por pereza o por nervios no nos termina de entrar en la cabeza. Yo misma he cometido mis errores, pero procuro aprender de ellos si los consigo reconocer, y entradas como esta ayudan.

    Un saludo,

    Irene.

    • De hecho, yo no vería mal preguntarle cosas a un colega de profesión o a cualquier que nos preste ayuda. Hay que ser un hombre de recursos y, al fin y al cabo, yo haría eso en una situación real (lo de preguntar cosas, je, je).

      Nada como aprender de los demás para cometer el mínimo de errores. 🙂

      Por cierto, ¡me ha encantado tu blog! Ya lo tengo en mi Google Reader. 🙂

      Un saludo,

      Pablo

      • Preguntando se llega a Roma, o eso decían. 😉 Y gracias por el cumplido. Actualizo el blog muy de vez en cuando y no lo prodigo demasiado pero es todo un honor viniendo de alguien a quien sigo desde hace muchos años, aunque no me haya atrevido a comentar hasta ahora.

        Un saludo,

        Irene

  6. Laura Castro dice:

    ¡Hola!
    Muy buena entrada. La verdad es que es muy interesante ver la otra cara de la moneda. Nosotros sólo sabemos si pasamos o no una prueba pero creo que sería muy beneficioso tener más información de las razones por las que la prueba no ha sido satisfactoria. De los errores se aprende y mucho, pero si no sabes que has hecho un error… puede que lo sigas cometiendo una y otra vez.

    • ¡Hola, Laura!

      Sí, reconozco que como candidato a mí siempre me gustaría recibir las correcciones del revisor, aunque ya digo que esto no suele ser posible. Eso sí, siempre pido que me digan al menos una breve frase de por qué no les he gustado. 🙂

      Un saludo,

      Pablo

  7. Puede que esté chapado a la antigua, pero en toda mi vida como programador nunca he escrito una aplicación que le hable de tú al cliente. Y dudo que lo haga nunca, salvo tal vez si algún día tengo que hacer una aplicación exclusivamente para ninos.

    Donde sí que tengo que dar mi brazo a torcer es en la cuestión de dejar un poco de lado el diccionario… A veces he sacrificado la legibilidad en pro de la corrección.

    Sobre la cuestión de “el problema de no pensar”

    • ¡Hola!

      Bueno, en realidad hablaba sobre todo de aplicaciones para móviles más o menos populares, donde creo que sí se estila bastante el tú. En escritorio sí que es cierto que se suele usar el “usted” y que me costaría usar el “tú” (supongo que por influencia del idioma usado en los sistemas operativos). Yo creo que en un móvil hay bastante más cercanía usando el tú, y la gran mayoría de aplicaciones que uso me tratan de tú. 😀

      Cuando doy clases intento que las soluciones las den siempre los alumnos, no yo. En los problemas técnicos intento ser un guía, tampoco la persona que se encarga de solucionarlo todo. Por suerte, he visto cierto compañerismo (al menos a nivel de máster) y la cosa ha ido bien, así que de momento parece que la gente piensa. 😀

      En fin, hayamos pensando en la universidad o no, ¡lo importante es pensar cuando trabajemos!

      Un saludo y gracias por comentar (a mí también se me hace engorroso comentar con el móvil xD).

      Pablo

      • Claro, cuando escribí eso sólo pensaba en las aplicaciones que solemos desarrollar en mi empresa, pero leyendo otras entradas me dí cuenta de que en otro tipo de aplicaciones, como juegos por ejemplo, sí puede ser más apropiado el tú.

        Cuando estaba estudiando recuerdo que me atraía mucho lo de hacer juegos, incluso hice algún proyecto con DirectX, pero al final no hubo más remedio que acabar haciendo aplicaciones de gestión. En fin, al menos los balances contables dan de comer… 🙁

  8. Perdón, aún no controlo muy bien esto de escribir con el móvil.

    Quería decir que “el problema de no pensar” no es exclusivo de vuestro campo.Yo creo que es problema de un sistema educativo que lleva a los alumnos de la manita hasta el final, evitándoles en todo momento tener que usar la cabeza. No digo que sea igual en todos los casos, pero en mis años de estudiante es lo que vi.

    Yo también fui víctima de esa dejadez. Con lo que me gustaba la informática, y ahora que miro atrás veo que me limité a “pasar de largo” por la universidad…

    Recientemente tuve ocasión de hablar con un profesor que me comentó algo parecido. Me contaba la gran diferencia que había entre los alumnos que realmente estaban interesados, que eran los menos, y los que se limitaban a “estar allí”.

    Y no me enroló más, que esto ce escribir con el móvil es bastante incómodo.

  9. Además de ser bastante peligroso.Puedes acabar “enrolado” en la marina sin darte ni cuenta. XD

  10. Me encanta este sitio, no solo por los buenos artículos, sino porque muchas personas participan.
    Es bueno sentir que la profesión está muy viva.
    Un abrazo desde Costa Rica.

Trackbacks

  1. […] A veces vivimos obsesionados pensando en la productividad diaria, que si tal trabajo no es rentable por la tarifa o en que quién se va a leer ese rollo de manual que estamos traduciendo. Pero pocas veces reparamos en la repercusión que puede tener nuestra traducción por ir demasiado rápido o no ser profesionales. Sí, las tarifas y los plazos condicionan, pero eso no deberían ser excusas. Los destinatarios de la traducción no tienen la culpa. Estamos hablando de que los traductores deberíamos ser responsables. Imagina que te toca traducir Pokémon cuando no era tan archiconocido y optas por «Contador» en vez de «Contraataque» para Counter: eso podría perpetuarse en otros juegos de Pokémon, como así pasó (menos mal que se ha solventado ya en el Pokémon X e Y). Hay que pensar las cosas. Ya lo dije hace tiempo: pensar es gratis, pero a veces cuesta. […]

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