Tras un año como Licenciado en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada y con el mismo tiempo de experiencia profesional (dividida en los perfiles de traductor inglés-español, ingeniero de localización y programador), me gustaría compartir con vosotros lo que pienso de la formación universitaria en traducción técnica desde el punto de vista de la realidad profesional. Obviamente, los ejemplos son de la formación que recibí en la Universidad de Granada, por lo que en otras universidades la situación podría ser distinta.
En primer lugar, la formación recibida no es mala, pero tampoco la mejor. Ya lo decía en 2002 Ricardo Muñoz, mi profesor de traducción científica y técnica. No obstante, y aunque me duela, después de un año discrepo en algunas cosas de su forma de enseñar (por supuesto, es simplemente una opinión mía no puesta en práctica; tengo mucho que agradecerle).
Por ejemplo, una de las metas propuestas era traducir a 500 palabras por hora, lo cual es perfectamente factible porque mis compañeros y yo finalmente lo logramos. Pedagógicamente hablando, me parece perfecto que haya un mínimo de palabras traducidas por hora para deshacerse de malos hábitos y poner más atención a las cosas realmente importantes (porque tirarse dos horas debatiendo con los compañeros qué frase queda mejor para un texto de 250 palabras, pues como que no). Sin embargo, a mi modo de ver, este planteamiento presenta dos problemas:
- Se presupone que cualquier texto, sea especializado o no, va a tener una dificultad similar, cuando esto no es cierto. Así pues, no es lo mismo traducir una web de una empresa de servicios de exportación de carácter general que un manual de un dispositivo médico complejo. No creo que un manual técnico con abundante terminología especializada se traduzca bien traduciendo a 500 palabras por hora. En efecto, es posible hacerlo a esa velocidad, pero la calidad de la traducción podría verse resentida si encima no somos especialistas (cosa que, con 22 años, seguro que es así).
- Puede crearte un hábito de traducir rápido y preocuparte más por las palabras traducidas que por la calidad. Parece una tontería, pero tras un año así tuve muchos batacazos precisamente por estar controlando el número de palabras traducidas más que la calidad (por ejemplo, traducía segmentos y no los volvía a leer hasta que hacía la revisión final). Si cobras una miseria lo entiendo, pero si te pagan bien puedes olvidarte de esto.
Otra historia es que en un texto de 20.000 palabras acabes traduciendo de media 500 palabras por hora (o incluso más) de forma global. Es decir, al principio tienes que buscar muchos términos y documentarte bastante y vas muy lento, pero según vas avanzando encuentras la misma terminología y sabes más del tema que traduces, lo que te ayuda a traducir más rápido y con mejor calidad. ¿O acaso no creéis que traduciríais mucho más rápido y con más conocimiento de causa un texto sobre informática que uno jurídico si vuestra especialidad son los ordenadores?
En otro orden de cosas, y esto es algo ya más delicado, creo que se debería tratar con bastante profundidad la traducción de manuales de instrucciones. En mi experiencia profesional, casi toda la traducción técnica que se hace tiene que ver con manuales. Por supuesto que hay que tratar otros tipos de textos como artículos científicos (si bien lo normal es que la traducción sea del español al inglés y no al revés en este caso) o páginas web de contenido técnico, pero en mi opinión lo más importante es conocer la fraseología típica de los manuales e incidir en la precisión de las oraciones y términos para no andarse con rodeos. Del mismo modo, es importante conocer los recursos y estrategias más importantes que tiene el traductor para documentarse. Para resumir: hacer una mejor selección de textos.
La traducción de manuales técnicos está muy relacionada con el siguiente y último aspecto que me gustaría señalar: el uso de las memorias de traducción. Nos guste o no, hoy día es impensable traducir profesionalmente sin usar un programa de traducción asistida como SDL Trados o SDLX, más que nada porque en la mayoría de los casos el cliente va a saber que hay frases que se repiten o son similares y que, por tanto, no las va a pagar igual. Y en caso de que no sepa lo que es una memoria de traducción, al traductor le vendrá muy bien reutilizar su trabajo.
Os lo digo muy sinceramente: el mundo profesional de la traducción técnica me ha decepcionado mucho con respecto a la idea que tenía en un principio. Recuerdo cuando intentaba absorber todo lo que podía de mis profesores y de artículos de profesionales como Xosé Castro y cimentaba mis ideales como futuro traductor. Pero eso ya forma parte del pasado. Las memorias de traducción han llegado para quedarse por siempre jamás entre nosotros, por lo que esa visión del traductor que piensa en todo momento en el lector final y tiene libertad de suprimir frases por ser innecesarias se ha esfumado, tristemente, de mi cerebro.
Os cito una idea que me gustó muchísimo en su momento de Xosé Castro en su artículo El ciberespanglish, el español comercial y el español neutro en la Red:
Hace tiempo, un cliente me pidió que tradujera el manual de instrucciones (eso que ahora se llama guía del usuario) de un cd-rom de juegos que empezaba más o menos así:
- Make sure you have a cd-rom drive.
- Open the cd-rom drive.
- Insert the Xyz cd-rom in the cd-rom drive.
- The Setup program will start automatically.
- Follow the instructions on the screen.
Y yo lo traduje de este modo:
- Introduzca el disco de Xyz en la unidad.
- Siga las instrucciones que aparecerán en la pantalla.
En el contexto sociocultural de los Estados Unidos, se redactan así los textos para evitar que el usuario cometa un error y demande a la empresa por una incorrecta redacción de sus instrucciones, pero yo dudo que un lector hispanohablante meta el disco del juego en otro sitio que no sea la unidad de cd-rom. Mi cliente se echó las manos a la cabeza cuando vio mi osadía supresora, pero se calmó bastante cuando vio —sin que mediara previo acuerdo entre nosotros— que el traductor francés había hecho lo mismo en su versión.
Sin embargo, con las memorias de traducción no tenemos potestad para hacer este cambio porque no podemos alterar el original (bueno, si es un documento de Word es más fácil). Así pues, se acabó el pensar si una frase es necesaria o no según la cultura. Somos traductores, no redactores.
Por tanto, creo que el uso de herramientas de traducción asistida no debería estar relegado a una asignatura de informática en tercer año de carrera, sino que estos útiles deberían integrarse en el aula de traducción. Solo así el futuro traductor estará más cerca de lo que le va a exigir el mercado. Comprendo que haya problemas para adquirir licencias legales, pero bueno, es cuestión de negociarlo. Además, en el caso de la Universidad de Granada, los ordenadores de la Facultad de Traducción e Interpretación cuentan con licencias para Trados (la versión 5.5 que es algo antigua, pero menos da una piedra), así que no es excusa. Y si no se pueden usar licencias porque los alumnos deben traducir en casa, siempre quedará recurrir a herramientas de software libre como OmegaT.
Estimado Pablo:
Leo desde hace más un menos dos meses tus comentarios a través del lector de rss que tengo el ordenador.
Siempre me ha gustado ver cómo reflexiona la gente sobre la profesión a la que me dedico.
Hoy me he dado cuenta de que tu perfil (no conozco nada de ti) es parecido hasta cierto punto al mío y que ya has llegado a conclusiones similares acerca de la enseñanza universitaria de la traducción.
Es cierto que los métodos de enseñanza son obsoletos en muchos casos (hay honrosas excepciones), algo normalmente debido a que los departamentos de Traducción son cementerios de elefantes de antiguos profesores de filología que esperan con una pasmosa tranquilidad el dulce momento de la jubilación. No es menos cierto que la masificación de las aulas hace imposible una enseñanza más enfocada a la práctica y a la realidad profesional (en mi caso creo que en mi licenciatura éramos unos 75 o así).
Pero, ¡ojo!, que estos comentarios no son un mal endémico de la licenciatura de traducción: estamos hablando de la enseñanza universitaria en general, que en España funciona prácticamente para la formación de académicos, olvidando que la mayoría de los alumnos en realidad aspiran a trabajar de 9-17 y no a pasar sus días en un despacho.
Por lo tanto, la solución (si es que existe) pasa más por la reforma de la formación universitaria que por otra cosa. Sólo entonces sería el momento de plantearse otra serie de cosas como la restructuración de la licenciatura de Traducción e Interpretación (yo en su tiempo ya dije que dado el perfil tan técnico de la traducción hoy en día, creo que debería dejar de ser carrera para pasar a ser -junto a otras carreras- un módulo de grado superior de rango especial o algo así).
Un saludo y sigue escribiendo. Buen trabajo. Promover la reflexión ajena es una extraordinaria labor.
Atentamente,
Álvaro Mira del Amo.
Hola Pablo y Álvaro:
Estoy totalmente de acuerdo con vuestra opinión. La universidad española en general necesita un buen revulsivo. Para ser sinceros, yo pondría en marcha el modelo de contratación anglosajón. Consigues resultados -> se te renueva el contrato y te dan incentivos salariales. Lo que no puede permitirse es que los departamentos sean los cotos particulares de los catedráticos de turno, por lo general más preocupados en la política local de cada universidad que en promover un buen servicio a los estudiantes que están a su cargo. Pero claro, la universidad española sin contratos fijos, sin peloteo, sin enchufes (y por supuesto sin mediocres) no sería universidad.
Ea, ya me he desahogado 😀
Lo que comentas, Pablo, me recuerda a una anécdota que sufrí en una clase de una asignatura de traducción en la carrera (TeI):
la profesora nos había dado un texto (una orden de pedido de piezas de un navío) que era casi ininteligible, con mucho texto manuscrito, faltas de ortografía, etc. Ante la más que evidente dificultad de poder traducir el texto correctamente, la profesora nos indicó que ese texto había sido un encargo real y que debíamos enfrentarnos al texto como si fuese un encargo de verdad.
Por aquel entonces, yo ya había hecho alguna que otra incursión en el mundo de la traducción profesional, así que decidí plantear en la clase algunas preguntas relacionadas más bien con el modo de calcular el precio de un trabajo de ese calibre, dado que había sido un encargo real. De esa manera podría comparar la experiencia de la profesora con la mía y podría tener una idea de cómo afrontar un encargo de ese tipo si se me planteaba en el futuro.
Cuando le pregunté si era correcto cobrar más por un trabajo que tenía tales dificultades de comprensión, la profesora me miró con muy mala cara. Después de asimilar la pregunta, nos comentó que a los alumnos nos preocupa únicamente el dinero (!), que las asociaciones tienen unas tarifas establecidas (!!), que por circunstancias que no venían al caso esa traducción no la había cobrado (!!!) y que el único encargo que había cobrado en su vida le había dado problemas con Hacienda (!!!!).
Me pareció muy insultante que un profesor de traducción respondiese de tal manera a cuestiones que son el pan de cada día de los recién licenciados que osan aventurarse en el mundo profesional de la traducción. Con mucha frecuencia se ven en las listas de traducción mensajes de estudiantes o recién titulados que preguntan sobre tarifas. Es lo más normal del mundo. Parece que los profesores tienen miedo de que sus alumnos les hagan la competencia.
Hace una semana hablaba con una profesora de la universidad y le comentaba mi experiencia con respecto a las ganancias de un traductor. Ella misma me decía que la profesión está muy poco apreciada. Debería haberle dicho que parte de la culpa de esa situación la tienen los profesores que, como su compañera, no cobran por hacer traducciones o si lo hacen, cobran lo que se cobraba hace 10 años.
Ahora ve a decirle a la mujer esta que no cobra sus traducciones que tiene que utilizar TRADOS. Seguro que piensa que es un traductor automático…
Para que la situación cambie se tendría que promover más la investigación. Pero claro, si los investigadores actuales siguen temiendo a los ordenadores, ¿cómo va a haber nuevos profesores que traigan aires fresco-tecnológicos a la universidad? Yo misma estoy planteándome hacer el doctorado, pero la oferta no es nada apasionante. Además, he visto cómo profesores que apoyan las nuevas tecnologías y la rama más técnica de la traducción (y la más rentable actualmente) son tachados de bichos raros. Parece que esa idea del traductor bohemio sigue estando muy arraigada entre el profesorado de nuestras facultades.
Aunque lo que de verdad me preocupa es que la mayoría de alumnos, al acabar la carrera, no sienta curiosidad por experimentar el mundo profesional de la traducción y acabe trabajando como profesor, como funcionario o como agente de viajes.
Yo también me he desahogado. 😉
Elizabeth:
Creo que has apuntado a algo que es muy importante. Existe muy poca relación entre Universidad y Empresa, y eso se refleja en que la mayoría de los profesores desconozcan como está el mercado laboral. Y claro, al encontrarse con algún alumno que se ha preocupado de saber como anda el panorama, en lugar de animarlo, la reacción es la contraria (del estilo “tú-vas-a-saber-más-que-yo-listo-de-los-co***es”). Ante esto hay poco que hacer, y muchas veces, lo mejor es pasar de las “recomendaciones laborales” de algunos profesores (ojo, que no de todos, porque se nota cuando el docente es traductor en activo y cuando no).
Y como muestra de lo informados que están algunos docentes del mercado laboral os dejo algunas perlas que he ido recopilando a lo largo de sólo dos años de carrera:
-“Lo que tenéis que hacer los alumnos es dedicaros a leer libros y a aprender” (respuesta al interesarnos un grupo de alumnos en asistir a un congreso de traducción)
-“La traducción literaria tiene mucho futuro, y da mucho dinero. Yo te la recomiendo como itinerario profesional” (filólogo con 50 años y plaza fija de profesor)
-“Lo que hay que saber es más vocabulario y más gramática, y menos Trados y tonterías de ordenadores, que os creéis que con un ordenador vais a traducirlo todo” (reacción al preguntar un alumno en qué consiste un programa de traducción asistida)
-“Las teorías sobre traducción en realidad no os van a servir de nada, pero es importante que las conozcáis, porque si no no podréis hacer buenas traducciones” (frase introductoria a unos apuntes de 500 páginas de teoría en una asignatura de traducción especializada)
😉
Vaya Olli, me dejas de piedra con esas frases recopiladas. Afortunadamente siempre hay gente competente y ahora poco a poco hay gente joven que releva a las antiguas generaciones, pero lo triste es comprobar que han hecho la carrera y que se han metido directamente a hacer el doctorado sin tener experiencia profesional. Parece que ahora es difícil encontrar a un profesor con mucha experiencia profesional y con intereses para acabar en la universidad de titular. A mí no me desagradaría para nada acabar en la universidad y enseñar informática aplicada a la traducción (porque al menos en Granada esa asignatura es una maría), pero está claro que lo primero son las habichuelas, así que… ¿de dónde saco yo el tiempo y recursos para hacer un doctorado, una tesis y que encima me vaya bien la cosa y tenga una plaza?
Yo también me he desahogado 😀
Buenos días. En primer lugar quería felicitarte por tu interesante blog, que por cierto descubrí hace poco.
Creo que la crítica que como tantos otros haces a la formación universitaria, de que está al margen de la realidad, debería matizarse un poco.
Sí, estoy de acuerdo en que los métodos de enseñanza de la traducción son a veces muy malos debido a falta de medios o de ganas por parte de profesores y alumnos. Me imagino que, como decís, no es la preparación ideal para luego trabajar. Digo que me lo imagino porque todavía estoy estudiando.
De acuerdo, tenemos una universidad de espaldas a la realidad, pero quizá nos deberíamos preguntar si la realidad es solamente el mercado de trabajo o si es algo más amplio. Entre otras cosas, lo que se supone que aprendemos en la universidad es a traducir bien. Yo no creo que la traducción buena sea necesariamente la que es buena para el mercado. Un ejemplo claro es el que pones del manual de instrucciones que simplificaste convencido de que era la mejor traducción. A una empresa que trabaje con memorias no se la podrías colar, pero creo que eso es otro asunto diferente.
Me explico y termino: en mi opinión lo más importante es que aprendamos a traducir lo mejor posible y, si además podemos ir prevenidos de cómo se las gastan en el mercado de trabajo, mejor que mejor. Al fin y al cabo un título de traducción que demuestre que sabes traducir bien (repito, no traducir solamente de manera “vendible”, si no traducir bien) y que además eres lo bastante inteligente como para aprender todo lo que no has aprendido todavía es un título muy, pero que muy valioso que nadie debería despreciar. Si nos limitamos a aprender “lo que nos piden las empresas” nos estamos equivocando. Eso significaría, primero, partir del supuesto de que todas las empresas trabajan igual y, segundo, convertir la universidad en una escuela profesional cuyos títulos tendrían un campo de aplicación muy limitado. Creo que aspiramos a más que eso.
Salud
Juantxo
Hola Juantxo:
Tu reflexión me ha parecido bastante interesante. Es cierto que, si nos centramos en preparar a los alumnos para el mercado laboral, quizás lo que pretendamos sea crear una escuela de formación profesional, y eso es un error. Lo bueno de la Universidad es precisamente que debe tratar mucho la teoría además de la práctica para, así, conocer el proceso de todo y saber por qué hacemos unas cosas de una manera y otras de otra manera. Por ejemplo, al menos en Granada, la asignatura de Lingüística aplicada a la traducción me pareció muy buena (al menos con mi profesor) porque te da a conocer los elementos y los nombres que necesitas luego para justificar una traducción (o incluso un simple texto en español) desde el punto de vista lingüístico. Esto es especialmente útil cuando le estás revisando a un traductor y luego le tienes que justificar los cambios que has hecho (no vale el “así suena mejor”).
Traducción e Interpretación es una carrera de cuatro años, y creo que se podría aprovechar mejor. Pero claro, es como todo, que sobre el papel todo luce bonito pero la realidad es bien distinta con tanta gente en las clases y profesores de todo tipo. Y no solo eso: es fácil criticar también lo que hay en el papel, ¡pero muy difícil escribir lo que hay en él!
Si a eso le sumamos que hoy en día hay miles de herramientas informáticas que un traductor debería conocer según su especialidad y los nuevos tipos de traducción que se van imponiendo (como la traducción de videojuegos), realmente creo que la formación puede ser mucho mejor para prepararte para el mercado. En el caso que nos ocupa, la traducción técnica, veo necesario utilizar herramientas de traducción asistida para ver lo que demanda el mercado porque… ¡hoy día todo el mundo trabaja así! Por supuesto, abogo por tratar primero la manera ideal de traducir, pero luego prepararnos para lo que se avecina. Porque es lo que me pasó a mí: tenía unas ideas muy claras de cómo se hacían las cosas idealmente, pero nunca me dijeron lo mucho que había que cambiar el chip luego y eso me costó.
hola Pablo:
esta es la primera vez que entro a tu sitio. la verdad quedé muy sorprendida, verás, tengo 20 años, hace 1 año estoy haciendo la carrera de traductor, y la verdad comenzaba a preocuparme sobre demasiadas cosas… también como idioma, estoy estudiando alemán hace 3 años, mi sueño es ir a Alemania, y la verdad no estaba segura de cómo me iría como traductora… por eso quiero agradecer tus palabras. muchas gracias…
Hola Pablo.
Me sorprende mucho (aunque tampoco tanto) la realidad de la carrera de Traducción. Yo pensaba que sólo era deficiente en América Latina, pero veo que por allá también hay problemas. En mi caso, la universidad donde yo estudié se limitó más a enseñar a hablar y escribir en inglés, que a traducir. La carrera que estudié es Licenciatura en Inglés y Traductor inglés-español. Poco y nada nos enseñaron respecto a técnicas de traducción, a traducir como realmente se hace en el mundo laboral, y ni hablar de TRADOS o cualquier otro programa de traducción asistida. Sólo ocupábamos los ordenadores para hacer trabajos de traducción (muy pocos). Para los 5 años que dura la carrera, creo que lo mínimo era que la universidad si enseñara esto. Yo ingresé a los 18 años a estudiar, y tenía la esperanza de salir muy joven al mundo laboral. Egresé a los 23 años recién cumplidos. Sin embargo, ya con 25 años, aún no puedo encontrar empleo, principalmente por mi falta de preparación. Pues las ganas y actitud para trabajar me sobran. Pero qué se puede hacer contra tantos traductores pidiendo una oportunidad de empleo, que están mucho mejor preparados, con una o más especialidades técnicas, y además, que saben un tercer idioma. Una se siente como un pollito indefenso, entre tanta gente que sí sabe. Aunque si realmente saben tanto como dicen, ¿por qué no tienen empleo? (eso ya es otro asunto). ¿O será que somos demasiados traductores y hay poco trabajo? Como sea, pienso que por más esfuerzo que yo le ponga al asunto, no podré aventurarme a traducir un texto cuya temática desconozco. Por ejemplo, yo me he inscrito en muchas páginas como traductora freelance, pero, lamentablemente, todas las ofertas que me llegan son para traductores con experiencia (hasta de 3 años) y que dominen alguna especialidad, sobretodo la jurídica y médica. Por otro lado, si alguna empresa solicita traductores en plantilla, la realidad es la misma, y si no piden mucha experiencia o especialidad, no sólo te piden que traduzcas, sino también realizar otras funciones, como atender público, redactar cartas, etc. Sé que tampoco es malo realizar otras labores, pero, en mi caso, a mi me frusta mucho haber estudiado, por no decir, desperdiciado, 5 años de mi vida en una carrera que poco y nada me ha dado hasta el momento, y no poder desempeñarme como traductora, que es mi vocación. Hasta he pensado en volver a estudiar la carrera, porque es lo que realmente me apasiona. Pero en todas las universidades del mundo ésta dura al menos 4 años, y creo que recién salir al mundo laboral con 29 años (y eso, si me va bien) no sé si sea muy bueno. A esa edad uno ya debería tener bastante experiencia. Y generalmente, las empresas sobretodo, piden un rango de edad. También sé que nunca es tarde para estudiar y volver a empezar. Por lo mientras, quiero asistir a congresos, conferencias, talleres y lo que sea con tal de aprender un poco más. Porque si les soy sincera, siento que sé muy poco respecto a la traducción. Como tú bien decías en otro artículo, cuando uno egresa quiere comerse al mundo. La realidad dista mucho de eso. El problema es que mientras estudié nadie me dijo nunca nada acerca del mundo laboral. Yo sola me he dado cuenta de todo lo que se necesita para ser un buen traductor. Al menos todo este tiempo de cesantía me ha servido para informarme mucho al respecto, y leer artículos y blogs de traducción, como éste. Pero al mismo tiempo me he dado cuenta de lo mal preparada que estoy y de lo mucho que me falta para postular a un empleo con la seguridad de que no fallaré una prueba de traducción. Si me siento muchas veces abatida y frustada por todo esto, y ojalá muchos estudiantes lean este blog. Proporciona información valiosísima que no cualquier profesional está dispuesto a entregar, sobretodo hoy en día, que vivimos en un mundo tan egoísta, en que muy pocos comparten lo que saben. A mi también me gustaría tener mi blog y compartir información. También porque es una buena forma de promocionarme como traductora, pero sin la experiencia ni conocimientos, y con tantos traductores inglés>español en el mercado, lo veo muy difícil. En fin, creo que yo también me desahogué.
Descubrir tu blog ha sido una verdadera catarsis para mí, 🙂 Además de aprender mucho, puedo liberar mis pensamientos.
Una vez más, !gracias por lo que haces!
Saludos,
Roxana.
Hola Roxana:
Muchas gracias de nuevo por aportar tu gran reflexión desde otro punto de vista.
Independientemente de lo que se estudie y dónde se estudie, no creo que nunca se desperdicien los años de universidad, solo que se sale mejor o peor preparado. Yo en todo esto del empleo que cuenta también mucho las ganas que le pongas en el sentido de que a veces no es necesario tener tanta experiencia. Yo mismo, sin ir más lejos, entré a una empresa de traducción sin experiencia y a Nintendo entré con solo un año de experiencia cuando pedían un mínimo de cinco. Lo que te quiero decir es que si te sabes vender bien (otro punto que no se ve en la carrera) y le pones ganas, al experiencia no limita tanto como podría parecer.
Sin experiencia es normal que al principio te rechacen pruebas, pero si lo piensas, ya estás teniendo experiencia en hacer pruebas. Si además le dedicas tiempo a hacerte marketing por Internet, que hoy en día es bastante fácil, cuando el posible empleador te busque (que lo hará, créeme), causarás una buena imagen. Ya no todo es tener un buen CV, sino una buena presencia en Internet, al menos en el caso de los traductores.
Sigue intentándolo y fórmate con algunos cursos y estoy seguro de que así llegarás a los 29 con cierta experiencia. 🙂
Si puedo ayudarte en algo, aquí estoy.
Saludos,
Pablo
HOla a todos:
Son muy interesantes vuestras aportarciones.
Actualmente me estoy planteando en hacer un Máster de Traducción de Nuevas Tecnologías, Software y Videojuegos y por ello quería informarme bien de cómo está el mercado antes de lanzarme a ello y es por eso que he encontrado este blog.
Pablo, veo que si trabajas en Nintendo habrás tirado por esta rama. Qué perspectivas hay? Muchas gracias.
Saludos,
Soraya
Hola, Soraya:
Desde luego, el tema de las nuevas tecnologías aplicadas a la traducción y la localización (traducción) de software y videojuegos tienen muchas perspectivas laborales: yo me dedico principalmente a localizar software y videojuegos y no me puedo quejar, y sé que no soy el único. 🙂 Si te gustan esas especialidades, hacer un máster de esas características sería muy buena opción, porque desde luego hay demanda de traductores en esos campos y más que habrá con la expansión de los smartphones y tablets.
Un saludo y ánimo,
Pablo
Hola Pablo!
Creo que encontré muy tarde este blog. Me parece muy buena la reflexión que presentas. En mi caso soy de México y estudíe la Licenciatura en Lengua Inglésa con especialidad en traducción e interpretación. No dista mucha tu experiencia durante la formación academica a la mía, ya que durante los cuatro años de la carrera se me enfatizó más la teoría que la práctica. Sin embargo, mis profesores de Traducción e Intepretación, por iniciativa propia, dieron un enfoque distinto al plan de estudios establecido. Es decir, se preocuparon por prepararnos para no estancarnos en la teoría sino practicar más y desarrollar las diferentes habilidades que se requieren para ejercer nuestra profesión. Yo soy del pensar que ninguna aula te prepará para solucionar los retos que se te presenten en tu trabajo, pero si te proporcionará el conocimiento y las habilidades para que puedas enfrentarlos. Me refiero a que como traductores es imposible que en clases te enseñen como traducir todo, pero si te enseñan los diferentes métodos, técnicas y recursos para poder traducir cualquier texto. Las universidades brindan las herramientas y el saber, de cada uno depende el como emplearlas.
Algo que noto por los comentarios es que en la región donde habitan trabajan para agencias o empresas de traducción, muy diferente a donde yo radico. Vivo en una zona donde la industria del petróleo es la principal actividad. Aquí no hay agencias que contraten traductores para realizar trabajos y cobrar por palabra traducida. Generalmente las compañías solicitan que su personal sea bilingue (inglés-español). Es muy raro que tengan la vacante de “traductor/interprete” como tal. En las pocas compañías en las que si existe el puesto de “traductor/inteprete” no les pagan por el numero de palabras o documentos traducidos, sino tienen un salario fijo mensual. El traductor siempre ganará lo mismo sin importar el tipo de texto, la cantidad de documenos, o si tiene que hacer interpretaciones simultaneas o consecutivas. Por otro lado si se trabaja abordo de plataformas petroleras el salario puede ser un poco mayor pero es compensación al riesgo que implica trabajar en este tipo de instalaciones, porque ahi se labora 24/7/356.
Cuando eres recien egresado tienes muchas espectativas y una idea muy diferente a lo que veras ya trabajando, pero eso no es solo en la traducción, sino en todas las áreas. Recuerdo que cuando estaba estudiando sentía un poco de inseguridad al traducir textos técnicos, se me hacian muy dificiles y nunca imaginé que mi primer trabajo formal como traductora sería en relación a la industria petrolera. Al paso de una semana, ya manejaba los terminos, y podía hacer traducciones e interpretaciones con fluidez, naturalidad y sin sentirme presionada. Al finalizar reuniones de trabajo con los altos mandos encargdos de los projectos me sentia satisfecha pues la comunicación se había dado de manera efectiva. Ahora que recuerdo los tiemps de estudio, la preocupación era principalmente porque no sabía los términos y no tenía conocimientos en las diversas áreas. Como un profesor dijo “Los traductores son aprendices de todo, maestros de nada.” Siempre tendremos temor a un nuevo texto cuando no conocemos la terminología, pero cuando la sabemos se nos hace muy fácil.
Otro punto muy importante que recalcar, es el hecho de que en las aulas te hacen a la idea que las traducciones las tienes que hacer siempre al nivel de comunicación, es decir emplear técnicas como adaptación, modulación,o incluso free-translation. Muchos autores establecen que la traducción literal no es adecuada y se debe de evitar, y ni hablar de borrowings or calques. Sin embargo en el ejemplo que muestras adaptaste la traducción a la cultura de tu TL, y al cliente no le pareció. Esto es algo curioso, porque en clases nos decían que podíamos hacer omisiones o añadir palabras al texto siempre que no se modificara el mensaje original, pero si esto lo aplico en los textos que tengo que traducir en mi trabajo (tal como lo hiciste tu) estaría en problemas. Los textos técnicos de los manuales la mayor parte del tiempo es mejor traducirlos con Literal Translation y traducir todas las oraciones, ya que como son instrucciones el omitir un paso o un detalle puede resultar en algo grave. Me parece esta parte interesante ya que cuando estaba aprendiendo la teoría ningún autor hablaba de traducción de textos técnicos, a excepción de Newmark quien solo mencionaba en una o dos líneas. Sin embargo, cuando estas laborando te das cuenta que al menos en los textos técnicos terminas utilizando Literal Translation la mayor parte del tiempo.
Espero que de algo les sirva mi aportación. 🙂
Saludos desde México,
Eloisa
¡Hola, Eloisa!
Je, je, ¡gracias por pasarte por aquí! Esta entrada la escribí en 2008, así que ha llovido mucho desde entonces. 🙂 Comprendo que digas que allí se traduce mucho sobre petróleo, porque en 2007 yo también traduje un manual realmente largo sobre máquinas perforadoras para petróleo, y precisamente hace unos meses estuve con algo parecido para Noruega, donde también hay mucho petróleo. ¡Que nos dé mucho trabajo el petróleo! 😛
Muchas gracias por darnos a conocer la situación allí. Por lo que veo, efectivamente la situación es muy diferente allí, ya que aquí contamos con agencias y empresas de traducción casi para todo, aparte de los clientes directos, claro (aunque son pocos). También es genial que hayáis tenido a buenos profesores: desde luego, ¡suena fenomenal! 🙂
Gracias por compartir tus experiencias y un saludo,
Pablo