Cuando uno oye hablar de agencias de traducción, seguramente escuche algo del tipo «pagan muy mal», «tardan en pagar», «son un desastre», etc.
Mentiría si dijera que todas las agencias del mundo mundial me han pagado rápido, que todos sus proyectos han ido sobre ruedas o que siempre me han pagado una tarifa buena sin negociarla.
Y, sin embargo, estoy escribiendo aquí para defenderlas. ¿He perdido el juicio?
Índice de contenido
Al igual que hay agencias malas, también hay buenas
Aquí es donde está la clave. Nos quejamos de muchas agencias y nos olvidamos de que trabajar para quien nos interesa está en nuestra mano. Evidentemente, esto no es siempre fácil, pero factible desde luego sí que lo es.
Yo ahora estoy muy contento con las agencias con las que trabajo porque generalmente me siento valorado, han aceptado mi tarifa sin regañadientes y me ofrecen trabajos interesantes. En ese sentido, creo que es una relación muy buena, ya que los clientes finales están contentos porque la agencia tiene proveedores que intentan aportar todo el valor posible.
Así que no lo olvides: claro que hay de todo, pero también hay agencias que quieren aportar valor y para ello hacen las cosas bien tanto con el cliente final como el proveedor.
Las agencias no tan conocidas suelen ser mejores
Las grandes agencias y empresas de traducción no son necesariamente las mejores. Hay algunas mejores y otras peores, pero en cuanto a competencia, hay que tener en cuenta que, cuanto mayor es su volumen de negocio, más posibilidades tendrán de apretar las tuercas al traductor porque saben que «ya lo hará otro».
Ojo, que esto no quiere decir que siempre se queden con un margen brutal con respecto al traductor, revisor o lo que sea. A veces simplemente ofrecen al cliente final tarifas más bajas que la competencia a cambio de un mayor volumen, y claro, eso repercute en el precio final que pueden (o quieren) pagar al proveedor. Pero aunque el margen sea poco, con un volumen grande les compensa.
Salvo para un gran cliente que tengo y que me da mucho volumen de trabajo, lo cierto es que el resto son agencias que creo que son bastante poco conocidas. Y ahí es donde el trato con el cliente (la agencia) es más cercano y donde creo que todo es más «artesanal».
Nunca olvides que una agencia te está dando trabajo
Quéjate alguna vez si quieres de una agencia como todos hemos hecho, pero nunca olvides que una agencia te está dando acceso a diversos clientes que a ti te costaría mucho encontrar.
Muchas veces es algo que se olvida: aunque a lo mejor una agencia no te pague demasiado (o a lo que aspiras idealmente), sinceramente te puede quitar muchas horas de búsqueda y negociación con clientes directos.
«Pero es que el cliente final no se entera, es mejor el trato directo con el traductor»
Quizás hayas tenido ese pensamiento alguna vez. Yo, desde luego, lo he tenido.
En un mundo ideal, creo que un traductor debería trabajar en estrecho contacto con el cliente final. Pero no vivimos en un mundo ideal: los clientes quieren traducir a 20 idiomas varios proyectos a la vez (grandes y pequeños) y por eso recurren a una agencia.
No le des más vueltas: es lo más cómodo y práctico para ellos. ¿Por qué crees que existen tantas agencias? Porque tú solo no puedes acercarte a Google, Apple o Microsoft y decirles que te contraten para hacer sus traducciones directamente, ya que si hicieran lo mismo con 20 idiomas y con diferentes plazos y volúmenes, la gestión de proyectos sería un auténtico quebradero de cabeza.
Ojo, eso no solo pasa con la traducción. Cuando una empresa necesita servicios de marketing, se pone en contacto con agencias de marketing especializadas. Hay clientes directos que buscan trabajar con traductores de forma directa, pero te guste o no, las agencias son necesarias.
Un último pero importante detalle
Todo esto está muy bien, pero si no sabes cómo trabaja una agencia, ¿cómo te puedes fiar? En ese caso, algo que suele ser bastante fiable es buscar el nombre de la agencia en el BlueBoard de ProZ.com o directamente en Google o LinkedIn. Yo, que estoy suscrito a varias listas de distribución para traductores por correo electrónico, también busco en mi correo por si se ha mencionado alguna vez.
Si no hay referencias, sé prudente, pero tampoco totalmente desconfiado. Fíate un poco de las sensaciones que te da la agencia a la hora de comunicarse contigo, por ejemplo. Es lógico desconfiar de un desconocido, pero también hay agencias que llevan poco tiempo en el mercado y merecen un hueco, así que tantea un poco al principio.
Y tú, ¿qué experiencia has tenido con las agencias de traducción? 🙂
Hola, Pablo:
Te diré que yo apenas he trabajado con agencias, porque he preferido los clientes directos. Entiendo que las empresas recurran a ellas para grandes proyectos o proyectos “raros” (No todo el mundo conoce a un traductor de urdu.). Sin embargo, no me gusta en absoluto esa manera de asignar el trabajo de “al que responda primero”, porque -y en este caso me pongo también en el lado del cliente-, eso me dice que no están buscando al mejor traductor, al más especializado, al que saben que lo hará bien. ¿Cómo puedo aceptar un texto de “Ingeniería” sin saber de qué va o haberlo visto? Por supuesto, sacaría el trabajo siempre adelante en caso de dificultad, pero no me parece la mejor manera de trabajar.
Por otro lado, yo misma he recomendado a mis clientes que acudieran a determinadas agencias en ciertos casos, advirtiéndoles en todo caso cómo se trabaja y las posibles ventajas y desventajas.
Por último, opino que una agencia no debería en ningún caso dedicarse a hundir el mercado y en fin…
Hola, Beatriz:
Ahí estoy totalmente de acuerdo. La verdad es que me parece cero serio que, por mucho que todos los traductores de una agencia hayan pasado una prueba, se despersonalice el trato de esa manera, y la verdad es a mí como traductor me transmiten cierta mala imagen.
Como todo, las agencias tienen sus ventajas y desventajas. La clave de la entrada era precisamente esa: todos sabemos que hay agencias malas y que tienen prácticas abusivas, pero también creo que también hay agencias buenas que hacen bien su trabajo y que, como traductores, nos permiten acceder a proyectos que de otra manera nos costaría mucho conseguir. En el término medio está la virtud.
Un saludo,
Pablo
Buenas tardes, Pablo.
En primer lugar, te felicito por tu blog. Nunca antes había dejado ningún comentario, pero esta vez (supongo que porque me toca muy de cerca) me he decidido a hacerlo.
Agradezco mucho tu artículo y el modo en que expones tu punto de vista (siempre intentando encontrar la objetividad), pues yo dirijo una agencia muy pequeña (www.textosbcn.com), y me siento realmente identificada con algunas de las reflexiones que haces. Supongo que no hay nada que sea blanco ni negro, pero creo que es importante resaltar que el trabajo que hacen las agencias revierte directamente en el bien del traductor, ya que en el fondo se encargan de buscar proyectos que ellos puedan desarrollar, a modo de “comercial”. Por ello quedan justificadas, a mi modo de ver, las tarifas algo más bajas que si recorren al cliente final. Evidentemente, las agencias, sin los traductores, pierden su razón de ser.
Hola, Diana:
Muchas gracias por tu comentario, me alegro de que fuera seguidora del blog (¡hacía ya que no escribía!).
Efectivamente, como bien dices, creo que no hay que ser tajante en estas cosas. Al final lo que se debería buscar es lo que dicen en inglés un “win-win”: todos podemos salir ganando si las cosas se hacen bien. Como comenta Florence más abajo, trabajar con agencias te permite dedicarte a lo que mejor se te da, que es traducir, mientras las agencias hacen su correspondiente trabajo de búsqueda de clientes y gestión de proyectos a cambio de una comisión. Me parece justo. 🙂
Un saludo,
Pablo
Yo creo que como dices, hay de todo. Tengo unas muy buenas relaciones con algunas agencias, a veces trabajo mucho con una, luego con otra, es un poco desestabilizante que desaparezcan de golpe después de haber trabajado meses con un buen volumen, pero imagino que hay que ver estas relaciones a largo plazo. Cuando me parece que sus ofertas no son aceptables, pues se lo hago saber. Valoro el trabajo que hacen, de búsqueda de clientes y de gestión, personalmente no me gustaría ocuparme de eso, así que eligiendo bien a mis clientes, estoy en general muy contenta de trabajar con ellas (aunque los plazos de pago sean un poco largos !).
¡No podría estar más de acuerdo, Florence! Es lo que le decía a Diana en el comentario anterior: al final, de este modo cada uno hace lo que mejor sabe hacer y todos contentos. Yo la verdad es que prefiero tener la “seguridad” de los volúmenes de las agencias para centrarme en traducir, que es lo que me gusta, y hacerlo de forma productiva. Evidentemente, para eso tenemos que contar con buenas agencias, y eso es lo que decía en la entrada: que aunque hay muchas “abusivas”, también las hay “majas”. 🙂
Un saludo,
Pablo
Estoy de acuerdo con la mayoría de cosas que comentas, Pablo, pero hay un aspecto de las agencias/empresas de traducción que se nos pasa por alto y es la cuestión de bajar los precios por volúmenes de trabajo. Esa técnica, copiada de los procesos industriales en los que sale más barato contratar por volumen, en nuestro caso, no funciona.
No nos cuesta menos traducir un millón de palabras que veinte mil. Y no solo hablo del coste por palabra, hablo también de que si tú, como agencia/empresa, vas a cobrar menos de x por traducir más, tus gastos fijos no bajan, es que encima aumentan (más volumen=más horas). Tendrás que pagarles más a las personas que van a hacer el trabajo. Y, como es lógico, si aumentan los costes de producción y te tiene que quedar algún margen para que te sea rentable, ¿qué variable queda por manipular? Pues el coste de la persona que tienes ahí haciendo el curro.
Ese pensamiento de “acepto volumen por menos” no tiene ningún sentido en nuestra especialización y es el motivo de muchos de los problemas que tenemos. Y esto lo comento como cliente final. Una agencia me ofrece X, otra lo mismo por X/2 y otra lo mismo por X/4. Contrato a la de X/2 y luego me encuentro con que el producto que me ofrecen es defectuoso porque por ganarse el trabajo deciden cobrar menos al cliente final y repercutir la diferencia en los de abajo. Y cuando te das cuenta de la faena, ya es tarde porque el trabajo hay que sacarlo como sea.
No estoy diciendo que deban fijarse precios, eso no ayudaría en nada porque encima habría más piratas todavía (todo el mundo cobra lo mismo= me esfuerzo 0 por ser el mejor). Pero vender por debajo de coste econtando con que el proveedor se baje los pantalones o contratando a cualquiera con tal de sacar proyectos repercute de forma muy negativa en todo el ecosistema sectorial.
Seguramente tu intención haya sido simplemente describir la situación y es cierto que a las agencias que bajan precios por volumen “les compensa”, pero porque repercuten en los de abajo, no porque les sea más barato a ellas, que no lo es en absoluto.
Hola, JP:
Gracias por tu extenso comentario.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, y de hecho alguna vez me han preguntado que si hago descuento por volumen y me he negado porque, como bien dices, no por traducir más vamos a tener que cobrar menos aunque teóricamente compense. De hecho, incluso te puede perjudicar en parte porque le estás dando exclusividad a ese cliente y también hay que ver qué haces con el resto, pues creo que es bueno estar con diversos clientes a la vez para ir diversificando y no depender solo de unos pocos.
Quizás no me he expresado bien en la entrada, pero vaya, yo hablaba de que a veces trabajar para una agencia está bien porque te da un cierto volumen de trabajo constante, pero ni mucho menos tiene que haberse acordado antes un descuento por volumen (a todos nos suena eso de “aunque cobres poco, te vamos a dar muuucho trabajo”).
Me ha gustado mucho tu matización de la fijación de precios. Muchas veces veces se habla de eso, de que habría que fijar precios, pero creo que esa estrategia puede perjudicar al que más se esfuerza precisamente por lo que comentas. Quizás si los requisitos para ser traductor fueran diferentes, otro gallo cantaría, pero hoy en día creo que es mejor que sea el traductor quien fije sus precios y no que vengan establecidos (y menos aún para todos). Quizás no es una opinión que comparta todo el mundo, pero oye, precisamente para eso están los comentarios, para debatir. 🙂
Un saludo,
Pablo
P. D.: Madre mía, “jp@hotmail.com”. ¡Tiene que ser difícil conseguir una dirección tan corta de Hotmail! 🙂
Y tan difícil. Esa dirección es claramente falsa.
Hola, Pablo:
Te felicito por tu blog, es muy interesante.
Me parece muy valiente de tu parte escribir esta entrada, ya que el tema de las agencias suele ser muy polémico. Como todo en la vida, hay agencias buenas que tienen un trato muy personal con los traductores y valoran su trabajo, y hay agencias malas que parece que solo se interesan por conseguir al traductor más barato.
Se me ocurre que las agencias más chicas suelen ser las mejores porque generalmente están dirigidas y fueron creadas por traductores que estuvieron del otro lado en algún momento, mientras que las grandes empresas quizás tienen un objetivo más enfocado al negocio y los que la encabezan tal vez no hayan traducido un texto en su vida…
En fin, es un tema que da para pensar y debatir.
¡Saludos!
Santiago
Hola, Santiago:
Muchas gracias por tu comentario. Creo que ya te contesté en LinkedIn, pero vaya, para que quede constancia aquí también, básicamente estamos de acuerdo en lo del tamaño de las agencias. 🙂
Un saludo,
Pablo
Hola tocayo:
no pretendo ser tiquismiquis, pero cada vez que un servidor ve escrito «agencias de traducción» se acuerda de las agencias de colocación de personal de los años cincuenta y le entra urticaria. Me explico: para un servidor las «agencias de traducción» son las que ejercen de meros intermediarios de servicios lingüísticos entre un proveedor y un cliente, atribuyéndose un margen sin más. Las «empresas de traducción», además de ser intermediarios de servicios, disponen de una infraestructura (revisores, correctores, maquetadores, gestores de proyectos, etc) con la que apoyan al traductor.
Esta es la única diferencia que justifica una remuneración distinta al traductor entre un cliente directo y una empresa de traducción. No el hecho de trabajar más por una tarifa menor. Imaginaros por un momento que sois traductores literarios y que vais a cobrar menos porque el tocho que os han enviado para traducir es mucho más más gordo…
Por cierto, a un servidor (aunque lo ha hecho más de una vez en foros y debates) el hablar o escribir sobre tarifas también le produce urticaria. Se supone que los traductores somos profesionales autónomos y que, en consecuencia, cobramos «honorarios» y no tarifas. Las tarifas son la remuneración que pretenden imponernos las agencias de traducción, que no las empresas de traducción.
Un saludo
Hola, tocayo:
Gracias por tu comentario. Es cierto que sí que creo que hay diferencia entre “agencia” y “empresa” de traducción, aunque la verdad es que hoy en día creo que se usan casi como sinónimos. Utilizar “empresa de traducción” tampoco creo que garantice que sea siempre como dices, porque creo que hoy en día se tiende mucho a la deslocalización y conozco empresas que solo tienen a gestores de proyectos en plantilla. Todas las tareas las realizan externos, así que algunas “empresas de traducción” pueden acabar haciendo lo que se conoce como “agencia de traducción”.
Por no extenderme demasiado, puede que quizás antes sí estuvieran muchos más claros los conceptos de empresa/agencia y tarifas/honorarios, y en ese sentido me he limitado a seguir los términos que se usan hoy en día. La forma y las condiciones para trabajar han cambiado mucho de un tiempo y a esta parte, y precisamente por eso quería mostrar que tampoco es todo tan malo como algunas veces lo pintan. En ese sentido, comentarios como este y el resto creo que ayudan a generar un buen debate que invite a, cuanto menos, reflexionar.
Un saludo,
Pablo
Hola Pablo y Pablo,
Yo hablaría incluso de tres casos, aunque el último claramente no es muy común: las agencias de traducción, que sólo reciben encargos y los reparten entre sus traductores seguidores a quien responda primero, las empresas de traducción, que básicamente hacen de intermediario pero se dedican cuidadosamente a la revisión, y… “oficinas de traducción” o algún otro nombre para empresas que se dedican a la traducción desde la A hasta la Z, revisión y control de calidad incluido.
Lo cierto es que hay de todo en el mundillo de la traducción, y de especial manera en cuanto a empresas de traducción.
¡Gracias por tu comentario, Benjamín! Desde luego, hay distintos tipos, sí… Ya depende de con cuál queremos trabajar. 😉
Un saludo,
Pablo
¡Una entrada salvaje apareció!
Alan utilizó “leer”.
¡Es súper efectivo!
(Sorry, no pude evitarlo, XD)
Enhorabuena, Pablo. Muy buen tema que ayuda a aquellos que no sabemos o conocemos mucho sobre el mundo de las agencias de traducción a entender cómo se trabaja con ellas. Ahora, una pregunta: ¿cómo se publicitaría un traductor a sí mismo? Es decir, ¿cómo puede encontrar clientes un traductor que no trabaja con una agencia?
Espero que puedas retomar tu ritmo de publicación, pues siempre es un gran gusto leerte. =D
¡Hola, Alan!
Interesante forma de empezar el comentario. 😀
Tu pregunta es algo difícil de contestar en general, pues depende muchíiiisimo de cada persona y situación, claro. Te recomiendo que le eches un vistazo a la selección de entradas que elaboré hace poco para que te hagas una idea (los comentarios siempre vienen bien): https://algomasquetraducir.com/mejores-entradas-traduccion-localizacion/
Por ahora creo que he vuelto para quedarme. 😉
Un saludo,
Pablo
Hola, Pablo:
Como jefe de proyectos de otra pequeña empresa de traducción, te agradezco lo que dices en esta entrada, porque lo que se lee por internet, mayormente, no nos deja bien parados.
Podría comentar varios puntos de tu entrada, pero mejor voy a comentar solo tres cosas:
Siempre agradezco que los traductores envíen comentarios sobre su traducción o revisión, ya sean errores evidentes o posibles del texto o original o que me envíen su lista de dudas. Siempre trato de ayudar, pero si no es posible, consulto al cliente y envío al traductor un «copiaypega» de la respuesta del cliente. Comento esto por lo que dices de que es mejor hablar con el cliente directamente.
Casi nunca es posible contactar con el cliente directamente, por lo que dices: puede ser un jaleo tremendo. Es mejor centralizar la comunicación a través del jefe de proyectos, que para eso cobra por las tareas de gesitón. Al menos por mi parte, no estáis en el limbo, y aunque sea a base de «copiaypegas», es bueno que los traductores «hablen» con el cliente final.
Quizás esté equivocado, pero tengo la impresión que la preferencia de los traductores a trabajar con agencias solo, con clientes finales solo, o con una mezcla equilibrada de ambos, depende de la personalidad del traductor. En general, y es mucho generalizar quizás, creo que trabajar con agencias es lo más fácil de conseguir, mientras que los clientes directos son más esquivos y hay que tener un plan comercial y perseverar mucho para conseguirlos.
En particular, y esto no es para nada general, algún traductor me ha dicho que ya no trabaja más con agencias porque tuvo una mala experiencia con alguna.
También comentaré el tema de los descuentos por volumen, porque discrepo de algún comentario. La verdad, no recuerdo cuándo fue la última vez que pedí a un traductor si me podía bajar algo su tarifa de siempre, y de forma puntual, pero fue hace mucho años…
Creo que un descuento por volumen es una cosa normal, mientras sea una cifra «normal». Quiero decir, que no por recibir el doble de trabajo voy a cobrar la mitad, es decir, un 50% de descuento, ¡porque, para eso, traduzco solo la mitad y gano lo msmo!
Contando que hay tiempo suficiente para terminar la traducción, el descuento por volumen tiene sentido, porque te asegura unos ingresos ese mes, te deja margen para no dejar olvidados a tus otros clientes y porque se supone que vas traduciendo más rápidamente conforme vas avanzando en la traducción.
Fíjate que en el extremo opuesto están las minitraducciones, que a veces se cobran con una tarifa mínima.
Creo que la relación traductor/agencia debe ir por la senda de que todos ganemos; si no es así, será una relación con fecha de caducidad.
Nada más, y a ver si te veo más a menudo por tu blog.
PD.: sobre tu otra entrada, he tenido que pedir a un andaluz que me leyera «app» en voz alta, porque no me lo imaginaba…
🙂
… Jesús Prieto …
¡Hola, Jesús!
Muchas gracias por tu extenso comentario, la verdad es que todo lo que cuentas me parece interesante, sobre todo desde el punto de vista de un jefe de proyectos de traducción. 🙂 Como bien dices, creo que se leen demasiadas cosas malas de las agencias en general, y precisamente mi intención era intentar dar algo más de perspectiva, porque creo que tienen también grandes ventajas.
Curiosamente, hace tiempo el jefe de español de un departamento de localización me comentó que cuando un traductor llevaba ya tiempo sin enviar alguna consulta, algo pasaba. No puede ser que todos los textos originales estén impolutos y tan bien redactados que no haya duda posible de terminología, sentido, etc. Al menos, en mi experiencia siempre acabo consultando ciertas cosas, aunque por supuesto tampoco lo dejo todo en manos del cliente porque para algo me pagan también. En ese sentido, es cierto que tampoco he tenido muchos problemas con las agencias, sino todo lo contrario.
Respecto a los descuentos por volumen, quizás es algo que también depende mucho de la perspectiva. Si soy consciente de que el proyecto tiene 60.000 palabras y la agencia solo acepta un poco menos de lo que yo pido, pues ya depende de cómo me salgan las cuentas. Es decir, creo que muchas veces los traductores trabajamos con una tarifa algo más reducida con volúmenes grandes pero sin que se haya dicho nada de por medio. La clave está en eso: si a ti te salen las cuentas (y a la agencia, claro), bien. El problema es que te digan “oye, como te vamos a enviar mucho trabajo, cóbranos menos”. Al fin y al cabo, uno no siempre tiene una tarifa inamovible, ya que yo por ejemplo me muevo en una horquilla de precios que permiten algo de flexibilidad. Pero ya depende de cada uno, claro.
Fíjate cómo será el tema que alguna vez alguna agencia me ha dicho que para un proyecto determinado la tarifa sería algo inferior, pero suelo tener tan buena relación que no me importa porque sigue estando dentro de mi horquilla de precios, el proyecto me interesa y confío plenamente en el gestor de que es así. De hecho, en efecto, se trata de algo puntual y no hay problema en el resto de proyectos. Quizás haya alguien que se eche las manos a la cabeza con lo que acabo de decir, pero cuando tienes una relación tan a largo plazo con ciertas empresas, no me importa. Aunque “la pela es la pela”, hay muchas más cosas aparte del dinero. Ya hablé sobre esto hace tiempo aquí: https://algomasquetraducir.com/tu-relacion-con-los-clientes/
Bueno, menudo rollo acabo de soltar, ja, ja.
Gracias y un saludo,
Pablo
P. D.: ¡Espero que lo pronunciara como dije! 😛
🙂
Si, creo que sonó a «AH»…
Hola Pablo:
¡qué bueno volver a verte publicando nuevas entradas en el blog, nos tenías un poco abandonados!
Aunque no estudié Traducción e Interpretación (en la cara no me deis por favor 🙂 realizo bastantes trabajos de traducción EN-ES de temas tecnológicos. Mi experiencia es que las agencias españolas pagan tarde y mal.
En cambio, cuando he trabajado para agencias con sede en Londres o San Francisco las tarifas han sido correctas, los pagos puntuales y el trato excelente (nada de e-mails urgentes en domingo).
Por lo tanto, mi consejo es intentar entrar como colaborador en las agencias de otros países, ya que si se supone que si eres traductor tienes suficiente nivel de inglés, alemán, etc. para “venderte” a ti mismo. ¿No?
Un abrazo
¡Hola, Roger!
Je, je, muchas gracias por tus palabras, me alegro de que te haya gustado la entrada y que haya “vuelto al ruedo”. Espero seguir en él. 🙂
Sobre lo que comentas, generalizar nunca es bueno, pero tengo que darte parte de razón cuando dices que muchas agencias españolas pagan tarde y mal. Yo la verdad es que no tengo ningún cliente español ahora mismo y estoy muy contento, pero está claro que eso no quiere decir que no merezca la pena traducir para clientes de España, pues también sé de compañeros que están contentos con agencias españolas.
Gracias por tu comentario y un saludo,
Pablo
Yo tengo mi propia agencia de traducción (además de buenas relaciones con muchos traductores :-0) y la razón que me llevó a crearla fue que me dije, “si tengo que buscar clientes para mí, por qué no aprovecharlos ya directamente para otros”. De esta manera, con el mismo trabajo, me podría llevar más dinero.
Simplificando al máximo, todo negocio se compone de dos partes, el marketing y el producto.
La agencia de traducción, como mínimo, sirve (o debería servir) al traductor para olvidarse del marketing y de todo lo relacionado con el contacto con el cliente.
Luego, también puede añadir valor al producto final coordinando encargos de grandes dimensiones y mejorando la traducción.
Si estás con una agencia que se lleva dinero y no hace nada de eso, quizás sería buena idea dejar de trabajar con ella.
Si piensas que se lleva demasiado por su trabajo, quizás deberías prescindir de sus servicios (sí, la agencia te elige ti, pero tú también la eliges a ella)…
Un saludo,
Adrián
¡Hola, Adrián!
Se nota que eres dueño de tu propia agencia porque has explicado muy bien en qué basas el negocio. Y como bien dices, si no estás de acuerdo con las prácticas de una agencia, basta con no seguir trabajando para ella. El mundo es muy grande y hay que estar a gusto.
Un saludo,
Pablo
Hola, muy interesante tu articulo, lamentablemente las personas aún desconocen el real significado de esta labor. Quería saber si existe algún autor o autores que den una definición de lo que es una agencia de traducción. Gracias!
¡Hola, Pablo! Estoy iniciando mis estudios de traducción y me gustaría saber cuáles son las herramientas de localización y como te han ayudado a lo largo de tu trabajo.
Muy buen artículo.
Soy traductor desde hace varios años y creo que nuestra labor es cada día más necesaria.
Contar con una buena traducción en películas, libros, series y cualquier otro producto de entretenimiento es básico para poder disfrutar de ellos sin preocupaciones.